El Comercio Justo (Fair Trade) o equitativo busca mejorar la forma de trabajar, la remuneración y el reconocimiento social de los productores establec
El Comercio Justo (Fair Trade) o equitativo busca mejorar la forma de trabajar, la remuneración y el reconocimiento social de los productores establecidos en países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Éstos, en algunas ocasiones, son presionados por grandes corporaciones internacionales que les obligan a cederles parte o el total de su producción a un precio muy bajo, haciendo que les sea imposible ganar lo suficiente para tener una vida digna o les obliga a sobreexplotarse para conseguirlo.
La idea básica que leeremos hoy fue promovida inicialmente por diversas ONGs y organismos internacionales como la ONU o la FAO (la Organización de las Naciones Unidas y la Food and Agriculture Organization, asociada a la anterior), estableciendo canales de distribución directos que permiten la obtención de una ganancia mayor. Este es el mecanismo clave para garantizar el crecimiento y la salida de la pobreza de estos productores.
Con eso en mente, os dejamos este pequeño vídeo en el que empezaréis a conocer más sobre el Comercio Justo antes de pasar de lleno a nuestro artículo de hoy.
Los 10 principios del comercio justo
Como hemos comentado, el Comercio Justo es un movimiento social que busca una manera alternativa de activar el comercio y el consumo de una manera innovadora, sostenible y honesta. A través de canales comerciales orientados a fomentar el desarrollo sostenible, la relación entre comprador y vendedor se basa en el progreso integral: económico, social y medio ambiental, respetando siempre la idiosincrasia de los pueblos, sus culturas y tradiciones, y los derechos humanos.
Las organizaciones de Comercio Justo no sólo comercializan productos bajo estos criterios, sino que también, apoyadas por consumidores conscientes, están implicadas activamente en apoyar a los grupos productores, sensibilizar y desarrollar campañas para conseguir cambios en las injustas reglas y prácticas del comercio internacional convencional. El Comercio Justo es una poderosa herramienta para erradicar las causas de la pobreza en las comunidades más desfavorecidas, garantizando los derechos, la dignidad y el desarrollo de todas las partes implicadas.
Para que esto se cumpla y que las diferentes asociaciones se adscriban al proyecto, se crearon 10 principios básicos que toda organización implicada debe cumplir y fomentar. La organización mundial de Comercio Justo cuenta con varios planes de acción para llevar estos principios a cabo.
Fuente imagen: World Fair Trade Organization
Para hablar de estos principios, hay que tener claro que el principal objetivo es la creación de oportunidades para los productores con desventajas económicas, especialmente pequeñas cooperativas o empresas familiares marginadas de la zona Sur.
Para poder salir de la pobreza y de la falta de ingresos que no ofrecen ningún tipo de seguridad económica, es imprescindible buscar unas prácticas comerciales justas. Más que aumentar las ganancias de cualquiera de los intermediarios, se busca respetar los contratos de producción y venta, aportando toda la información necesaria para conseguir las condiciones más favorables posibles. Esta transparencia es necesaria en todo el proceso, implicando a empleados, miembros y productores en la toma de decisiones.
Para buscar un precio justo al producto final, se establece de mutuo acuerdo a través del diálogo y la participación de todos los agentes involucrados. Un precio que pueda mantener el mercado activo y proporcione a los productores capital suficiente para invertir en su propia empresa. Este pago, además, debe ser igual entre hombres y mujeres por igual trabajo, proporcionando oportunidades para todos y comprometiéndose en no discriminar por raza, origen, religión, género o identidad, así como por afiliación sindical o política ni edad o enfermedad.
Las organizaciones pertenecientes al Comercio Justo deben asegurar buenas condiciones de trabajo, proporcionando un entorno saludable y seguro, respetando las horas de trabajo y condiciones que marquen los convenios establecidos. También se adhieren, por supuesto, a la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, asegurando así que no existe trabajo forzoso ni participación de niños en la producción de artículos que afecte a su bienestar o seguridad.
Otro de los puntos importantes de estos principios es el desarrollo de capacidades y habilidades de los implicados en el proceso. Las organizaciones deben asegurar actividades concretas para que los productores mejoren sus habilidades de gestión, de producción y el acceso a los principales mercados disponibles. La retroalimentación de las ganancias en forma de inversión para la mejora de capacidad es vital para que las familias salgan adelante.
El respeto por el medio ambiente debe ser un elemento común a todos los miembros de la producción, maximizando el uso de materias primas sostenibles y comprando a nivel local cuando sea posible. El uso de materiales reciclados y biodegradables que minimicen el impacto de los residuos es especialmente importante.
Por último, todos los agentes que trabajan de una u otra forma en torno al Comercio Justo se esfuerzan por promocionar esta iniciativa, ofreciendo información sobre los productos, las organizaciones y la propia iniciativa.
Breve historia del Comercio Justo
Si nos remontamos un poco en la historia de este movimiento, vemos como en 1964 comenzó el sistema que se conoció como Fair Trade en inglés, gracias la conferencia de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo). Varios grupos de ciudadanos plantearon cambiar las ayudas humanitarias habituales por promover una apertura comercial de zonas subdesarrolladas hacia mercados de alto poder adquisitivo, evitando sobrecostes arancelarios. Así nacieron las primeras Tiendas Solidarias en Países Bajos, extendiéndose en pocos años a Alemania, Suiza, Austria, Francia, Suecia, Gran Bretaña y Bélgica.
Comenzó principalmente con productos de moda sostenible y algodón orgánico, así como decoración, pero en 1973 llegó un hito importante que empezó a cambiar el panorama. El primer producto alimentario, el café producido por cooperativas guatemaltecas bajo la marca Indio Solidarity Coffee, ingresó en el sistema para dar un impulso enorme.
A partir de los años 80, mejora la calidad de los productos gracias a la inversión que pueden destinarse a las producciones, ofreciendo además más productos alimenticios, incrementando la cantidad de agentes y aumentando la visibilidad del proyecto. A finales de los 90 y principios del nuevo siglo, se empezó a usar el Etiquetado Justo para identificar a los productos que se incluyen en este circuito.
Desde entonces, el consumo y la proyección del proyecto y de los productos enclavados en este no han hecho más que crecer. Cada vez es más habitual encontrar muchas variedades de cacao, café o azúcar de caña, entre otros, en los lineales de supermercados o en pequeñas tiendas de barrio.
¿Qué agentes existen en el Comercio Justo?
Actualmente en la red de Comercio Justo existen más de 2000 organizaciones productoras en África, Asia y América Latina, que agrupan a más de 2 millones de personas productoras y trabajadoras. Su producción es distribuida a las tiendas y puntos de venta finales a través de las más de 500 organizaciones importadoras. Asimismo, en todo el mundo hay más de 4000 tiendas especializadas en Comercio Justo.
Vamos a hacer un pequeño repaso a todas las personas y organismos que están presente en todo el proceso del Comercio Justo y su implicación en cada fase de este proyecto. Cada uno cumple con un cometido tan necesario como importante para la visibilidad y el buen desarrollo de este movimiento.
PROMOTORES: Como hemos visto a lo largo de este artículo, todo este tipo de propósito comienzan desde las personas más humildes, desde abajo. A partir de ahí, diferentes organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y políticos les han ido dando voz hasta llegar a la ONU, que actualmente es el mayor organismo en el que se ampara el Comercio Justo.
También existen organizaciones internacionales y del tercer sector cuyo objetivo es garantizar el cumplimiento de los criterios de Comercio Justo, y promover el desarrollo, realizando auditorías a los actores del ciclo comercial.
PRODUCTORES: Son el principal vértice de todo este ecosistema. Forman parte de la relación directa con la cultura, la naturaleza y el ambiente social de cada uno de los productos; especialmente en comunidades desfavorecidas de Asia, América Latina o África. El Comercio Justo trabaja por la dignificación del esfuerzo y reconocimiento de los productores, que al insertarse en este movimiento reciben, directa o indirectamente, asistencia técnica, recursos, asesoría empresarial y acceso al mercado internacional.
IMPORTADORAS: Compran productos a las organizaciones productoras, pagándoles un precio establecido de común acuerdo, que les permite vivir en condiciones dignas y acceder a nuevas oportunidades de educación y desarrollo económico y social. Las organizaciones importadoras pueden también apoyar a los productores de otras formas: financiando por adelantado la producción, asesorándoles en la mejora de los productos, con apoyo técnico y de gestión, entre otras. También participan en campañas de sensibilización dirigidas a reivindicar la necesidad de introducir criterios éticos en las relaciones comerciales. En la Coordinadora Estatal de Comercio Justo hay 8 organizaciones importadoras.
TIENDAS: Son las que hacen llegar el producto de Comercio Justo hasta tus manos. Se comprometen a realizar una labor de divulgación y sensibilización sobre los principios del Comercio Justo, con especial atención a los beneficios de este comercio para los productores.
Puedes encontrar los productos en tiendas propias de Comercio Justo, grandes superficies, herbolarios, hostelería y restauración… Sin embargo, son las tiendas de Comercio Justo el espacio de referencia del movimiento, espacios donde se pueden encontrar una amplia gama de productos de Comercio Justo (alimentación, ropa, complementos, menaje de hogar, juguetes y material infantil, cosmética e higiene, etc.), así como conocer más sobre los productos, participar en campañas, hacerse voluntario, etc.
Existen más de 100 establecimientos y tiendas on-line de las organizaciones miembro de la CECJ (Coordinadora Estatal de Comercio Justo). Se pueden consultar en www.comerciojusto.org/tiendas
CLIENTES: Al ejercer el consumo responsable, no solo ayudamos a mejorar las condiciones de vida de las comunidades productoras, respetando el medio ambiente, sino que también presionamos para cambiar las condiciones injustas de intercambio en el mercado convencional. Al elegir este tipo de artículos, estamos optando por otro modelo de mundo más igualitario y en el que no sólo se tienen en cuenta los valores económicos, sino también los sociales y ecológicos. Además, con el Comercio Justo colaboramos con el desarrollo de las comunidades del Sur.
Sellos e Iniciativas existentes en el Comercio Justo
Los principales proyectos que aquí enunciaremos son dos sellos de calidad que nos permiten reconocer fácilmente los productos adscritos al Comercio Justo que cumplen con toda la normativa requerida. De este modo, estos certificados han contribuido de forma significativa al crecimiento global del volumen de los productos de Comercio Justo vendidos en todo el mundo.
SELLO DEL COMERCIO JUSTO: El Sello de Comercio Justo o Fairtrade Label es el sello que, impreso en un producto, garantiza que este se ha producido y comercializado siguiendo los criterios internacionales del comercio justo establecidos por Fairtrade Labelling Organizations (FLO) International.
Para conseguir este sello, las organizaciones deben pasar un sistema de acreditación en el que se evalúa el cumplimiento de los 10 principios internacionales del Comercio Justo que antes hemos mencionado. Este sistema de acreditación incluye una autoevaluación, una auditoría externa y evaluaciones por parte de otras organizaciones miembro. La membresía es revisada y monitorizada periódicamente.
SELLO MADERA JUSTA: El sello Madera Justa es el primer sello de Comercio Justo para el sector forestal y la industria de la madera. Es el sistema de certificación más completo, puesto que garantiza que se cumplen criterios ambientales como la legalidad de la madera, reducción de emisiones de gases efecto invernadero y la gestión sostenible de los montes, criterios sociales con los principios del comercio justo y criterios económicos como garantizar que al menos los gastos de producción se cubren.
El sello Madera Justa certifica que la empresa que cumple 81 requisitos de su estándar es responsable ambientalmente, socialmente y económicamente. Esos requisitos se dividen en seis partes que los definen por su categoría:
- Verificar que la madera es de compra legal
- Seguimiento de la cadena de custodia
- Estándares laborales
- Desarrollo social
- Estándar de comercio justo
- Estándares ambientales.
Un último vistazo al Comercio Justo
Para cerrar este artículo en el que hemos diseccionado qué es el Comercio Justo y todo lo que le rodea, lo único que podemos hacer ahora es recomendaros comprar en tiendas de Comercio Justo, o buscar estos productos en vuestros establecimientos habituales. Si bien pueden ser, a veces, más caros que otras opciones en el supermercado, son una opción importante para contribuir al desarrollo de las comunidades más desfavorecidas del Hemisferio Sur. Sabemos de antemano que ese incremento del precio va a parar a manos del productor inicial o a su infraestructura, por lo que estaremos contribuyendo a un mejor reparto de la riqueza de la cadena de comercio.
¡Y esto es todo por hoy! ¿Qué te ha parecido el artículo? Puedes dejar tus comentarios más abajo y ver otros contenidos como este en el blog de El Bien Social
Artículo escrito por Alejandro Fernández en colaboración con El Bien Social